- By raquel fernandez
Una de las tareas más increíbles que llevan a cabo las abejas es la elaboración de la miel. De hecho, sería un trabajo de altísima complicación para el ser humano, que sólo ha conseguido imitar la miel elaborada por las abejas a través de bacterias modificadas, tras un exhaustivo proceso en los laboratorios. Pero, ¿sabes cómo se hace la miel? A continuación te explicamos el paso a paso de este proceso de elaboración de la miel tan fascinante. Aunque aún existen secretos de este proceso que el ser humano no ha alcanzado a conocer.
Extracción del néctar de flores
Las abejas tardan un promedio de 45 días en la elaboración de la miel. El primer paso para hacer realidad esta creación es la recolección del néctar de las flores. Para llevar a cabo esta función, las abejas deben encontrarse en su vida adulta, al menos con 21 días de vida.
Llegado este momento, estos insectos sobrevuelan los campos explorando y extrayendo el néctar (rico en azúcares) de las flores con su larga y flexible lengua.
En este punto hay que especificar que toda la anatomía de la abeja está diseñada no sólo para producir miel, sino también una gran cantidad de líquidos que estudia la apiterapia y que además de ser beneficiosos para el ser humano, aseguran la supervivencia de las abejas.
Los fabricantes de miel suelen colocar las colmenas de las abejas cerca de las flores con las que desean que estos insectos elaboren su miel. De esta manera se consigue, por ejemplo, la miel de romero, la miel de aguacate, o la miel de eucalipto, entre otras.
Las abejas depositan el néctar en sus colmenas
Mientras las abejas extraen el néctar de la flor, lo ingieren y lo van almacenando en su abdomen, en el ‘buche melario’ que es como una especie de saco. Y a partir de este preciso momento, las abejas comienzan el proceso de elaboración de la miel, que se produce gracias a unas enzimas específicas que permiten modificar el pH del néctar.
Cuando cada abeja llena su estómago, estas vuelven a viajar hasta su colmena, donde las reciben las abejas obreras. Serán éstas las que reciban el néctar de las abejas recolectoras a través de sus bocas para continuar con la transformación por medio de otras enzimas. Con ellas se consigue que el pH del producto se encuentre en torno a 3.9, es decir, en este punto la miel se vuelve más ácida.
Sellado de las celdas con cera para conservar el proceso de elaboración de la miel
Cuando las abejas depositan la miel en las celdas de su colmena, éstas llevan a cabo un ejercicio de abanicado por medio de sus alas para eliminar el exceso de humedad del néctar succionado. De esta manera consiguen quitar entorno al 80% del agua sobrante gracias a la evaporación.
Una vez que la miel está lista en su celda, las abejas la sellan con cera para fomentar que se conserve en las condiciones perfectas, incluso durante muchos, muchos años.
Finalización del proceso de elaboración de la miel y recolección
Cuando pasa el tiempo suficiente, el néctar que en su día recolectaron las abejas de cientos de flores, acaba por fusionarse con las enzimas y la cera con la que sellaron las celdas. Es así como la miel adquiere ese sabor tan dulce y único.
En este momento, los apicultores serán los encargados de recolectar el producto para que pueda llegar a nuestra mesa y también los humanos podamos beneficiarnos de todas las bondades de la miel.
Este trabajo también requiere de una gran experiencia y habilidad, ya que en todo el proceso se trata con suma delicadeza tanto a las colmenas, como a las trabajadoras abejas.
Todo el producto que recolectan los apicultores se deja en decantación unos días. De esta manera se consiguen eliminar los restos de cera, que quedan en la superficie al pesar menor. Se deja la miel reposar unos días y se procede al filtrado y envasado. Aunque en el caso de la miel cruda, se envasa directamente después de haberla dejado reposar un tiempo.